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Don Quijote de la Mancha: Prólogo

Nos muestra un Cervantes preocupado por la calidad de su obra, pues siente que no se ajusta a los cánones de de la época, preso en 1597, se le ocurre la idea del Quijote de alguna manera, le afectó la sola idea de la creación del personaje durante su cautiverio (si al marqués de Sade le hubiese afectado esto no habríamos visto ni una letra de su parte).
Cervantes anduvo buscando algún poeta o noble señor para que le dedicaran algunos versos a su obra, tarea en la que no tuvo éxito.
Continúa con su autocrítica, acusando a su obra de no poseer las acotaciones en los márgenes ni anotaciones al final del libro, prácticamente todo un drama existencial, sin embargo; su amigo está ahí para convencer y apoyar al preocupado escritor acerca de la validez de su obra.

Aconsejado por su amigo, Cervantes decide utilizar a personajes reconocidos de la literatura de caballería , tales como el Amadís de Gaula y Orlando el furioso para escribir por su propia mano los elogios y sonetos dedicados a sus personajes atribuyéndoles la autoría. Para las notas y los márgenes es aconsejado a utilizar versos y dichos en latín que ya se sepa de memoria, que pueda tener relación con lo acontecido en la obra. Mientras que para las anotaciones le aconseja a utilizar nombres de personajes literarios conocidos para; con sólo eso, tener una anotación que poner. 

Al final le recalca  que su libro no tiene necesidad de recurrir a los elementos que se utilizan usualmente en los libros de caballería pues es una crítica al género mismo Sin este amigo parece que Cervantes no se hubiera atrevido a publicar su libro. Quiero un amigo así...

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